En estudios epidemiológicos realizados el siglo
pasado señalan que la obesidad es un de los principales factores de riesgo de
enfermedades cardio-vasculares. El sedentarismo y la ingesta de
alimentos ricos en grasas y carbohidratos, con la disminución del consumo de semillas
alimenticias, leguminosas y frutas de semillas alimenticias,
leguminosas y frutas.
Se a descubierto que el tejido adiposo puede tener
una función endocrina y que puede controlar la adipogénesis, función
hormonal e incluso puede ejercer una función fisiológica en las células del
endotelio como los monocitos que son células relacionada con la inflamación y
la trombogénesis.
Puede
interferir en las interleucinas como la IL-6 y en el Factor de
Necrosis Tumoral alfa (FNT), estas participan en el proceso de la arterogénesis;
tambien influyen en el Inhividor del Activador del Plasminogeno
(PAI) que es una sustancia importante en la Trombogénesis.
La formación inadecuada de trombos puede provocar
su acumulación y por ende el estrechamiento de un vaso sanguíneo causando así
su cierre y provocando la perdía de flujo sanguíneo llevando al vaso a una
isquemia.
Sin un control adecuado de nuestra dieta y caemos en el sedentarismo podríamos
correr el riegos de desarrollar una cardiopatía isquemica.
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